Ya sabes que tu idea debe satisfacer una necesidad real y que debes validar tu idea antes de ponerte en marcha, pero de lo que no hablamos nunca es sobre qué tienes que hacer desde que tienes la idea hasta que te pones a validarla.
Primeros pasos
Lo primero es tener claro lo que quieres. Sentarte a hacer un pequeño plan de objetivos, anotando cuál es la idea, cómo quieres cuajarla, qué quieres lanzar, en qué consiste lo que vas a vender, a quién quieres vender, si lo vas a hacer tu sólo o necesitarás ayuda, etc., es decir, todas aquellas cuestiones básicas y elementales, pero que son absolutamente imprescindibles no ya sólo para el desarrollo de la idea sino para tu propia organización, es decir, que te servirá para conocer la magnitud del proyecto y además para llevarlo a la práctica. Es decir, el propósito de toda la planificación, de marcarse objetivos, de la gestión del tiempo, etc. es llevarlo a la práctica, convertirlo en realidad.
¿Cuántas veces tenemos un montón de ideas pero por falta de concreción no damos el siguiente paso? Lo único que importa en un emprendedor es qué va a hacer hoy, qué va a hacer mañana… Y todo eso no lo tendrás claro si no te marcas objetivos. Muchas veces cometemos errores por omisión o por acción por no haber pensado las cosas, por no haber planificado antes. Planificar no es hacer; es prepararte para hacer y es imprescindible si lo quieres hacer bien. Naturalmente que luego puedes fallar, te puedes perder, pero si no sabes a dónde quieres ir, da igual lo que hagas.
En esta primera parte es fundamental saber:
1.- Objetivos personales: ¿cuáles son tus objetivos personales: ¿qué quieres hacer con este proyecto? ¿quieres hacer dinero? ¿quieres aportar algo a la sociedad? ¿llenar un vacío en un mercado que ha empezado a nacer? Etc.
2.- Qué quieres para tu proyecto: local, nacional, internacional, un proyecto solidario, etc.
Luego sabemos que todo eso va a variar, pero si uno no sabe lo que realmente quiere de partida las elecciones futuras (es decir, la gestión del tiempo) no tendrá sentido. Porque si no sabes tus objetivos personales y los de tu proyecto no vas a saber elegir bien, tomarás malas decisiones.
Antes de ponerte a cocinar necesitas escribir la receta y comprar los ingredientes, sino es imposible.
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