El catedrático de la Escuela de Comunicaciones Mónica Herrera, Omar Luna, menciona que la comunicación interna y externa tienen la misma importancia y da cinco consejos para su ejecución.

Para un negocio o empresa es importante mostrar a sus públicos objetivos los productos y servicios que ofrecen, pero también se debe considerar la comunicación que la institución puede tener con sus empleados ya que esto puede traer muchos beneficios para ambas partes.

Para el catedrático de la Escuela de Comunicaciones Mónica Herrera, Omar Luna, la comunicación organizacional es la capacidad de comunicar elementos estratégicos de valor de una persona o institución a nivel interno y externo de tal forma que sus usuarios estén informados, reduzca incertidumbres, generar expectativas, incentivar al consumo y las preferencias por determinadas marcas; así como proyectar valores que desee posicionar dentro y fuera de la empresa.

Luna explica que la comunicación interna de una empresa da un sentido de propósito, pertenencia y certeza a sus empleados porque las personas logran conectar sus valores, creencias, misiones y visiones con los de la empresa.

Esto puede generar relaciones públicas indirectas, donde brillan el empleado y la empresa por el buen ambiente laboral que brinda y los logros que la institución obtiene, siendo parte de ellos.

“No se tiene que limitar (la comunicación organizacional interna) solo a correo electrónico o a las reuniones, sino que debe haber un sentido de trascendencia tal que vaya más allá de la contratación ya que es una apuesta estratégica para retener su talento porque una persona que renuncie a la empresa le cuesta hasta 10 veces más encontrar a alguien que remplace a esa persona porque ya estaba capacitada, formada y conocía la dinámica de trabajo”, comenta el catedrático.

En cuanto al nivel externo comenta que las empresas pueden experimentar nuevas formas de interactuar con sus potenciales clientes con las tendencias que las redes marcan día a día, pero sin descuidar la resolución de dudas o solicitudes de información.

Considera que este aspecto sí puede ser un buen motivo de inversión porque “todo comunica”, es decir, se debe generar la mayor capacidad para poder adaptarse a las maneras en que se consume información.

“Ya trascendimos del papel y del volante. La gente quiere ver qué hay en las redes sociales porque con el internet todo se ha abierto y pasamos de esta visión posmodernista en que si uno no sale en internet, no existe porque hay más celulares que personas”, enfatiza Luna.

Añade que la presencia en las distintas redes sociales se ha hecho un requisito indispensable, adaptando los mensajes y soportes a las necesidades de estas herramientas, siempre de la mano con un plan de trabajo que al final de la jornada la presencia refleje un retorno de la inversión que ha hecho.

Nivel interno y externo de la mano

El catedrático hace hincapié en que ambos niveles de comunicación deben ser equilibrados porque si se le da más importancia a uno que a otro esto generaría un “desequilibrio”, aunque en ocasiones esto no se cumple en su totalidad.

Para él, lo idea es ser transparente y consecuente con lo que promete a ambos públicos.

Consejos para la comunicación organizacional

1. Ser transparente y auténtico
Omar Luna comentó que es importante ser lo más transparente posible con los públicos internos y externos de la empresa ya que hoy en día hay saturación de información y “a las personas no les gusta que se les mienta, se le escondan cosas o tengan incertidumbre” . Además, esto genera empatía y autenticidad con ellos porque hace sentir que la institución comprende a las personas a las que se dirige debido a su autenticidad ya que puede compartir la visión del mundo que ellos tienen.

2. La adaptibilidad en los mensajes
Para el catedrático las empresas deben de adaptar sus soportes antes las necesidades o formatos que pidan las distintas plataformas sean (redes sociales o medios de comunicación convencionales), ser omnicanales, es decir estar presentes en la mayor cantidad de canales posibles sin perder calidad en los artes que se presenten y mejorar la experiencia del usuario.

“En estos tiempos deben apostar por apostar, experimentar, indagar y lanzarse”.

3. Empatía con los públicos internos y externos
Considera clave el conocimiento de las necesidades de sus usuarios, conocer el perfil de las personas a las que se dirige como las redes sociales que más consumen o más usan. Luna dice que en las redes es contraproducente realizar publicaciones de forma mecánica porque en ocasiones no se brinda contenido de valor a los públicos, no genera algún sentimiento en ellos y no genera ninguna retroalimentación para la empresa. “No se trata de vulgarizarse, sino de empatar la misión y visión con las necesidades de la audiencia”.

4. Sentido de pertenencia de la empresa
“Si uno tiene claro cuál es el porqué de la empresa ya sabrá canalizarlo a todas las audiencias de alguna u otra forma, estén dentro de ella o a afuera”. El profesional en comunicaciones enfatiza en este punto ya que al no conocer los fines de la institución los mensajes no contarán con dirección, proyección, metas u objetivos con los que se quiere llegar a las personas. Esto ayuda tanto que se le facilitará a las personas tener presente el propósito de existencia de la empresa, más allá del módico.

5. Visión estratégica al futuro
Analizar el pasado es bueno porque eso da una perspectiva de lo que se ha avanzado y logrado hasta el presente, dando una proyección para el futuro deseado, innovando y generando expectativa. Es importante tener en cuenta el cambio generacional ya que en la actualidad se tiene en cuenta a los “baby boomers” y “millennials”, pero se acerca el momento de considerar en las audiencias a los “centenial” con sus métodos, intereses y lenguaje de consumir información.

 

Por César Jiménez | Recopilado de elsalvador.com el 5 de febrero del 2020