La industria de seguros en El Salvador obtuvo un crecimiento histórico, impulsado por pólizas para construcción, personas y autos. Sin embargo, todavía enfrenta el reto de la baja rentabilidad operativa por la guerra de precios bajos.

L uego de años de estar en los últimos lugares de crecimiento entre los países de Centroamérica, la industria de seguros en El Salvador vive una época dorada. Este sector, dicen los expertos, está tan ligado a los vaivenes de la economía, que cuando a la economía le va bien, a la industria de seguros le va mucho mejor; sin embargo, cuando le va mal, muchas veces los efectos resultan mucho peores.

Dicha teoría explica (en parte) los resultados obtenidos por las aseguradoras que operan en la región el año pasado. Estimaciones arrojan que las primas crecieron en promedio 3.2 % en comparación con 2018, impulsado por los seguros para personas.

«Conviene señalar que el crecimiento promedio del sector seguros en la región fue ligeramente superior a la media de crecimiento del PIB», apunta Gary Barquero, gerente general de SC Riesgo.

Al revisarlo por mercados, destaca el crecimiento en Costa Rica con 9.3 %. No obstante, Eduardo Recinos, director senior y jefe de seguros para América Latina de Fitch Ratings, señala que esta cifra «no es tan real» porque hubo un efecto contable de anualización de primas, por lo que el crecimiento verdadero sería 7 %.

Así, porcentualmente hablando, los mercados que registraron los mejores resultados en 2019 fueron El Salvador y Guatemala.

El mercado salvadoreño tuvo un crecimiento el año pasado de 6.8 % en primas (debido a una mayor actividad de proyectos de construcción residencial y corporativa), pólizas de autos y personas, rompiendo el ritmo de años anteriores que venía de niveles más bajos en la región.

La colocación de primas totalizó $702 millones, superior a los $658 millones de 2018, los activos sumaron $933 millones y el patrimonio alcanzó los $402.8 millones.

Muy de cerca le siguió Guatemala, que llegó al 6.7 %, impulsada por una fuerte economía y superando las expectativas que se tenían sobre el efecto que tendrían las elecciones presidenciales en las inversiones privadas.

En cuanto a la rentabilidad operativa (medido por el índice combinado de costos), Honduras es el que más deterioro tuvo, subiendo de 79 % a 83.4 % aunque todavía es el mejor de la región. Caso contrario fueron Guatemala y Costa Rica, que tuvieron leves mejoras en su resultado operativo.

Por ello es que las aseguradoras dependen en gran medida de los negocios financieros e inversiones que realizan en deuda soberana (que todavía tiene una buena rentabilidad en la región) y otros instrumentos del mercado de valores.

El Salvador sigue siendo el mercado asegurador menos rentable operativamente de la región y el año pasado se deterioró aun más porque la siniestralidad ha aumentado.

La particularidad de El Salvador frente a sus vecinos es que tiene un sistema de pensiones privado y la rentabilidad de la cartera previsional ha seguido una tendencia a la baja por primas, tarifas bajas, índices de criminalidad y proliferación del parque vehicular que es muy siniestroso.

«Irónicamente el país que mejor crece, es el que peor le va en su rentabilidad operativa y la contribución del ingreso financiero en relación a las primas es de apenas 5.4 % adicional (menor al 6.5 % de 2018)», señala Recinos.

En cuanto a Guatemala, que llegó al 6.7 %, impulsada por una fuerte economía y superando las expectativas que se tenían sobre el efecto que tendrían las elecciones presidenciales en las inversiones privadas.

En Panamá, el otro mercado más importante de la región, pese a un leve decrecimiento del -0.1 % (lejos del 6 % que se esperaba), la industria se mantiene sana.

Por otro lado, Honduras y Nicaragua registraron los peores resultados en el primaje. Honduras tuvo un mal año y pese a las buenas expectativas que se tenían, decreció en -1 %. Por su parte la colocación de primas en Nicaragua cayó un -4.2 % el año pasado, un poco menos de lo proyectado, en congruencia con todo lo que ha pasado en la economía.

«En su conjunto, Centroamérica sigue siendo el quinto mercado de seguros más grande de Latinoamérica, luego de países como Brasil, Chile y México. Aunque no es tan significativo, pero su rentabilidad es de las mejores. A los mercados más grandes, Panamá y Costa Rica, les fue bien en rentabilidad y crecimiento y a los tres más pequeños (Honduras, El Salvador y Nicaragua) les fue mal en rentabilidad», engloba Recinos.

Perspectivas

Para 2020 los expertos esperan un crecimiento alineado a las expectativas económicas de la región con una mejora en el crecimiento de países como El Salvador y Guatemala.

No obstante, la reactivación de la economía en Panamá podría impulsar un crecimiento alto, a través del sector construcción.

El sector de seguros, afirma Óscar Jasaui, presidente de Pacific Credit Rating, «está directamente expuesto a las variaciones de la economía», aunado a una región con bajos indicadores de desarrollo social, la colocación se alinea con el crecimiento del PIB. Por ello, algunos esperarían un crecimiento promedio de entre 4 % y 6 %, impulsado por Panamá, Costa Rica y República Dominicana.

Salvo en el caso de El Salvador, no se vislumbran compras o adquisiciones entre compañías de seguros, pero puede darse la incursión de entidades cooperativas, las cuales no solamente están dirigidas a atender su mercado cautivo, sino que se extenderán.

En cuanto al mercado de reaseguros, Gary Barquero, gerente general de SC Riesgo, lo ve estable durante 2020, por lo que no se preven cambios importantes en las tasas locales.

«A nivel mundial, el negocio de reaseguros también enfrenta desafíos relacionados con la ralentización de la economía global, el manejo de la política monetaria por parte de las economías desarrolladas y los elementos que impone el cambio climático», dice Barquero.

 

Por Leonel Ibarra | Recopilado de laprensagrafica.com el 19 de marzo del 2020